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Buscaré a mis ovejas y las cuidaré (Eze. 34:11). Los pastores cristianos deben conocer bien el rebaño de Dios que está a su cargo y estar pendientes de lo que le sucede (compárese con Proverbios 27:23). A Jehová le complace ver que los ancianos lo imitan y ayudan a las ovejas descarriadas a regresar al rebaño. Cuando un cristiano se enferma, la visita de un pastor del rebaño de Dios puede alegrarlo y fortalecerlo. Lo mismo se puede decir cuando un hermano espiritualmente enfermo recibe atención personal. Entre otras cosas, los ancianos podrían leerle algunos versículos de la Biblia, repasar un artículo de las revistas, hablar de algún punto importante de la reunión y orar con él. Podrían decirle que a la congregación le encantaría verlo de nuevo en las reuniones (2 Cor. 1:3-7; Sant. 5:13-15). Una visita, una llamada telefónica o una carta pueden significar muchísimo para el hermano. Además, ayudar a una oveja perdida brinda gran satisfacción al pastor. w08 15/11 1:7, 8
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