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El que no reciba el reino de Dios como un niñito, de ninguna manera entrará en él (Mar. 10:15).
En una ocasión, los discípulos trataron de impedir que los padres le llevaran sus hijos a Jesús para que los bendijera. Pero a Jesús no le gustó nada lo que hicieron, así que les dijo: “Dejen que los niñitos vengan a mí; no traten de detenerlos, porque el reino de Dios pertenece a los que son así” (Mar. 10:13, 14). Entonces, se valió de los niños para enseñarles una lección a sus discípulos, diciéndoles las palabras del texto de hoy. Imagínese lo que algunos de esos niños sintieron años después, ya de adultos, al recordar que Jesús los había tomado en sus brazos y los había bendecido (Mar. 10:16). Hoy día, los niños del pueblo de Dios reciben los cuidados y el interés sincero de los ancianos y de otros miembros de la congregación, y cuando crezcan también recordarán con cariño toda esa atención. Lo que es más importante: estos niños aprenden desde pequeños que el espíritu santo de Jehová está con su pueblo. w09 15/9 1:13, 14
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