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¡Cuán hermosos sobre las montañas son los pies del que trae buenas nuevas, del que publica paz[!] (Isa. 52:7.)
Los cristianos ungidos siempre actúan conforme a la dignidad del puesto que ocupan como “embajadores en sustitución de Cristo” (2 Cor. 5:20). A las “otras ovejas”, que les dan todo su apoyo, también se les ha conferido la dignidad de ser enviados del Reino mesiánico. Un embajador o un enviado hablan con firmeza y dignidad en nombre de su gobierno. Así es como debemos hablar nosotros del gobierno de Dios, el Reino (Efe. 6:19, 20). ¿Y no es cierto que les conferimos dignidad a las personas a quienes llevamos “buenas nuevas de algo mejor”? Resolvámonos a glorificar a Dios actuando de una manera que esté a la altura de su dignidad (1 Ped. 2:12). Tengamos profundo respeto por él, por su adoración y por nuestros compañeros cristianos. De ese modo, Jehová, el Dios que se ha vestido de dignidad y esplendor, se sentirá complacido con nuestra adoración. w08 15/8 3:19, 20

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