Cargando..
Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo. Entonces el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte (Sant. 1:14, 15).
Para evitar la inmoralidad sexual, preguntémonos: “¿Permito que mis ojos despierten en mí un apetito por imágenes o textos inmorales, que tan fácilmente aparecen en libros, Internet o programas de televisión?”. Si alguien que está dedicado a Dios “sigue mirando” a una persona del sexo opuesto con intenciones inmorales, tiene que hacer cambios radicales; debe, por decirlo así, arrancarse el ojo y tirarlo (Mat. 5:27-29). Debemos seguir el consejo de Pablo: “Amortigüen [o “den muerte a”] [...] los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría” (Col. 3:5; Traducción en lenguaje actual). Estas palabras ponen de relieve las contundentes medidas que hay que tomar para luchar contra los deseos carnales. w09 15/2 2:11, 12
0 comentarios:
Publicar un comentario