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Yo siempre hago las cosas que le agradan [a Dios] (Juan 8:29).
¿Qué sacrificios llegó a hacer Jesús para complacer a su Padre? Él dijo a sus discípulos: “El Hijo del hombre no vino para que se le ministrara, sino para ministrar y para dar su alma en rescate en cambio por muchos” (Mat. 20:28). Como ya vimos, cuando en una ocasión anterior Jesús les advirtió a sus discípulos que pronto tendría que “dar su alma”, Pedro le dijo que no fuera tan severo consigo mismo. Pero Jesús no se dejó influir por ese comentario. Estuvo dispuesto a dar su alma, su vida humana perfecta, a favor de la humanidad. Y Jehová recompensó su abnegación asegurándole su futuro: lo resucitó y lo ensalzó a su diestra (Hech. 2:32, 33). ¡Qué gran ejemplo es Jesús para todos nosotros! El apóstol Pablo les recordó a los cristianos de Roma que ni siquiera “el Cristo [...] se agradó a sí mismo” y les aconsejó que lo imitaran (Rom. 15:1-3). ¿Y nosotros? ¿Estamos dispuestos a seguir ese consejo y demostrar el mismo espíritu de sacrificio que Jesús? w08 15/10 5:6-8
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