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Una esposa capaz es una corona para su dueño, pero como podredumbre en sus huesos es la queactúa vergonzosamente (Pro. 12:4).
Las esposas que desean que Jehová forme parte de su matrimonio también deben cumplir las normas divinas. El apóstol Pablo escribió: “Que las esposas estén en sujeción a sus esposos como al Señor, porque el esposo es cabeza de su esposa como el Cristo también es cabeza de la congregación” (Efe. 5:22, 23). Satanás engañó a Eva dándole a entender que si se independizaba de Dios sería más feliz. Y hasta nuestros días puede percibirse ese espíritu de independencia en muchos matrimonios. No obstante, la mujer temerosa de Dios no considera que la sujeción a un esposo que la trata con cariño sea algo desagradable, pues recuerda que Jehová le asignó a Eva la tarea de complementar a su esposo, una tarea que obviamente era muy honorable a la vista de Dios (Gén. 2:18). La cristiana que cumple de buena gana esa comisión es como “una corona” que da honra a su esposo. w08 15/9 3:10
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