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Contra tu pueblo astutamente continúan su habla confidencial [...]; contra ti procedieron a celebrar aun un pacto (Sal. 83:3, 5).
¿Cuál era el asunto que más preocupaba al salmista? No cabe duda de que estaría muy preocupado por su seguridad y la de su familia. Sin embargo, centró su oración en el oprobio causado al nombre de Jehová y en las amenazas contra la nación portadora de ese nombre. Mientras soportamos los difíciles últimos días de este viejo sistema, qué bueno sería que todos mantuviéramos un punto de vista equilibrado similar al del salmista (Mat. 6:9, 10). El salmista cita estas palabras de los enemigos de Israel: “Vengan y raigámoslos para que no sean nación, para que el nombre de Israel no sea recordado más” (Sal. 83:4). Aquellas naciones sentían un odio enorme por el pueblo escogido de Dios, pero tenían otro motivo para conspirar: codiciaban la tierra de Israel. De hecho, se atrevieron a decir: “Tomemos posesión de los lugares de habitación de Dios para nosotros” (Sal. 83:12). ¿Ha ocurrido algo parecido en nuestros días? Sí. w08 15/10 3:6-8
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