Cargando..
Yo, por mi parte, me regocijaré en Jehová (Sal. 104:34).
Los cristianos del siglo primero sencillamente no podían dejar de hablar de las cosas que habían visto y oído (Hech. 4:20; 5:28). Sabían que Jehová estaba con ellos y que los bendeciría, y no se equivocaron. De hecho, menos de treinta años después de la muerte de Jesús, el apóstol Pablo pudo decir que las buenas nuevas se habían predicado “en toda la creación que está bajo el cielo” (Col. 1:23). Para ser buenos maestros, nosotros también debemos esforzarnos por hacer crecer nuestro amor a Dios día a día. ¿Cómo podemos lograrlo? Comunicándonos regularmente con Dios mediante la oración, leyendo su Palabra y las publicaciones cristianas, y asistiendo a las reuniones. Cuanto mejor conozcamos a Dios, más cariño le tendremos. Y cuando demostremos nuestro amor a Dios por palabra y obra, los demás se darán cuenta y también se sentirán atraídos a él. w09 15/7 3:8, 9
0 comentarios:
Publicar un comentario