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El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos (Mat. 21:43).
En el pasado, Jehová se refirió a la entera nación de Israel como su siervo. Les dijo: “Ustedes son mis testigos [nótese el plural] [...], aun mi siervo [nótese el singular] a quien he escogido” (Isa. 43:10). Como vemos, el conjunto formado por todos los israelitas constituía el siervo de Dios. Aun así, es importante recordar que los únicos que se encargaban de enseñar a la nación eran los sacerdotes y el resto de los levitas (2 Cró. 35:3; Mal. 2:7). ¿Era la nación de Israel el esclavo del que habló Jesús en Mateo 24:45? No, porque Jesús dijo las palabras del texto de hoy a los judíos de su día. Como vemos, estaba a punto de producirse un cambio: Jehová escogería una nueva nación. Aun así, en lo que tiene que ver con la instrucción espiritual, el esclavo de la parábola de Jesús sigue un patrón similar al que seguía el “siervo” de Dios de la antigüedad. w09 15/6 4:4, 5
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