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El inicuo [...] crujirá sus dientes mismos, y realmente se derretirá. El deseo de los inicuos perecerá (Sal. 112:10).
Muy pronto, todos los que sigan oponiéndose al pueblo de Dios “se derretirá[n]”. Su envidia, su odio y su deseo de acabar con nuestra obra perecerán con ellos durante la “gran tribulación” (Mat. 24:21). ¿Sobrevivirá usted para ver esa grandiosa victoria? O si se duerme en la muerte antes del fin debido a una enfermedad o a la edad avanzada, ¿estará entre los justos que serán resucitados? (Hech. 24:15.) Así será si continúa ejerciendo fe en el sacrificio redentor de Jesús y si imita a Jehová, como lo hacen las personas representadas por “el hombre” justo descrito en el Salmo 112 (Efe. 5:1, 2). Jehová se encargará de que nunca se borre el “recuerdo” de sus siervos ni de sus actos justos. Él los recordará y los amará por siempre jamás (Sal. 112:3, 6, 9). w09 15/3 4:18, 19
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