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Perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores (Mat. 6:12).
Por supuesto, Jesús no estaba hablando aquí de deudas económicas. El Evangelio de Lucas deja claro que se refería a los pecados, pues dice: “Perdónanos nuestros pecados, porque nosotros mismos también perdonamos a todo el que nos debe” (Luc. 11:4). Todos nosotros tenemos que imitar a Dios, quien perdona con generosidad a los pecadores arrepentidos. Para que Dios nos perdone, primero tenemos que perdonar a quienes han pecado contra nosotros (Mar. 11:25). Así lo destacó Jesús cuando dijo: “Si perdonan a los hombres sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes; mientras que si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes” (Mat. 6:14, 15). En efecto, Jehová solo perdona a quienes perdonan de todo corazón a sus semejantes. Así pues, sigamos este consejo de Pablo: “Como Jehová los perdonó liberalmente a ustedes, así también háganlo ustedes” (Col. 3:13). Esta es, sin duda, una forma de hacer el bien al prójimo. w08 15/5 2:9-11
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