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Oh Oidor de la oración, aun a ti vendrá gente de toda carne (Sal. 65:2).
Tres hombres se hallaban en la cárcel cuando conocieron la verdad bíblica y llegaron a ser publicadores no bautizados. Debido a un incidente violento, las autoridades les quitaron a todos los reclusos algunos de los beneficios de que disfrutaban. En protesta, estos decidieron no devolver las bandejas del desayuno a la mañana siguiente. Los tres publicadores tenían ante sí un dilema: si tomaban parte en la rebelión, estarían desobedeciendo la orden que Jehová da en Romanos 13:1, y si no participaban, sufrirían las represalias de sus airados compañeros. Como no podían comunicarse entre ellos, rogaron a Dios que les diera sabiduría. Al día siguiente, los tres descubrieron que habían tomado la misma decisión: no aceptar el desayuno. Así, no tuvieron que devolver ninguna bandeja cuando los guardias volvieron a recogerlas. Comprobar que el “Oidor de la oración” estaba cerca de ellos les dio mucha alegría. w08 15/10 2:14, 15
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