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El pueblo comenzó a tener relaciones inmorales con las hijas de Moab (Núm. 25:1).
El Diablo está empleando la inmoralidad sexual para corromper al pueblo de Dios. Las normas morales de este mundo se han rebajado tanto que la fornicación se ve como algo normal, y la homosexualidad, como un asunto de decisión personal. Los jóvenes que se acuerdan de su Magnífico Creador saben que las relaciones sexuales son un don sagrado que se relaciona con la vida y la procreación. Por eso aceptan lo que Jehová dispuso: que la intimidad sexual estuviera reservada para los casados (Ecl. 12:1; Heb. 13:4). Hay que reconocer, sin embargo, que durante “la flor de la juventud” —el período en el que los impulsos sexuales son más intensos y nublan el juicio— puede ser un verdadero desafío mantenerse casto (1 Cor. 7:36). Joven, ¿qué puedes hacer cuando te vengan a la mente pensamientos indecentes? Suplícale a Jehová que te ayude a pensar en cosas sanas (Luc. 11:9-13). También te resultará útil hablar con alguien de asuntos edificantes. w08 15/4 3:7-9
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