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Los campos [...] están blancos para la siega (Juan 4:35).
El labrador siembra con la esperanza de tener una buena cosecha. Pues bien, nosotros también debemos predicar con la esperanza de iniciar estudios bíblicos. Pero tal vez suceda que a pesar de nuestra diligencia, sean pocas las personas que encontremos al predicar o hacer revisitas, por lo que quizá nos sintamos desanimados. ¿Deberíamos dejar de predicar de casa en casa? Por supuesto que no. Todavía hay muchas personas que escuchan la verdad por primera vez gracias a este eficaz método. Ahora bien, ¿ha probado otros métodos de llegar a la gente, como predicar en la calle o en los comercios? ¿Podría predicar por teléfono o pedirles su teléfono a las personas con las que hable a fin de mantenerse en contacto con ellas? Si persevera y se adapta a las circunstancias, seguro que encontrará a alguien dispuesto a escuchar el mensaje del Reino, y se sentirá muy feliz por ello. w09 15/1 2:9-11
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